expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

lunes, 21 de octubre de 2013

Hoy te abro mi corazón para decirte con absoluta firmeza que ya no te necesito. Que se acabó recordar algo que ya no existe. El tiempo es oro, y lo siento, pero tu no llegas ni a bronce. No voy a ser tu segundo plato, ni tuyo ni de nadie. No voy a ser un plan B cuando podría haber sido tu mejor opción. Así que se acabó. Sólo voy a pedirte que me recuerdes por lo que fuimos un día. Sé que lo harás. Mi nombre está sellado en cada calada de tus mortíferos cigarros. Recuérdame una fría noche de invierno, una tarde nostálgica donde todos tus mejores recuerdos se abalanzan sobre ti, un día cualquiera que me veas sujetándome una mano que no sea la tuya. Y prepárate, porque es ahora cuando empezarán los arrepentimientos, te arrepentirás de todas y cada una de las veces que me apartaste la mirada y fuiste un cobarde al no saber poder disfrutar un instante más de mi. Mi recuerdo te hará desear no haberme conocido, o bien, te hará odiarte a ti mismo por haberte marchado aquella tarde que decidiste apostar por algo que era evidente que iba a ir mal. Pero lo hiciste. Aún sabiendo lo que perdías. Sabiendo que me perderías. Y ahora vuelves como si nada hubiese pasado, como si aquella tarde no me hubieses abandonado, la tarde que te iba a regalar todo. Por eso quiero que recuerdes mi nombre. Para que memorices a cada segundo el error. Detestarás tener mi nombre todo el día metido en la cabeza. Pronunciarás mi nombre infinitas veces y en cada una, las letras arderán, te quemarán por dentro haciéndote la persona más indefensa y con más experiencia. Te desgarrarán el corazón, como un día hicieron conmigo. Entenderás de una vez todo lo que he sentido yo. Bueno, no todo. Nunca podrás sentir la humillación que yo sentí. Y puedes creer lo que quieras, llamarme lo que te apetezca, rencorosa, vengativa, egoísta. Lo que tu prefieras. Aunque yo prefiero llamarme: justa. Es justo que ahora te atragantes con tu propio error y te ahogues con este dolor que deja sin respiración a cualquiera. Y sigue engañando como hasta ahora a todos los que te rodean, refugiándote en cervezas baratas tras la barra del bar, ahogando las penas y haciéndote el más fuerte de todos. Pero recuerda que hasta los líderes tarde o temprano caen. Y no podrás aguantar mucho más con tu falsa fachada, con esa máscara que lleva años apoderándose de ti. Dejándote sin sentimientos. Autodestruyéndote. Pero tranquilo. Ambos sabemos que en cada sonrisa estará tatuado mi recuerdo y que en cada mirada que dediques a la luna estará dibujado mi nombre. 

2 comentarios:

Irene dijo...

Hola, quiero que quites mi fotografía de aquí, por favor. Si no lo haces contactaré con Blogger.

ranksubjugation dijo...

How sad, you have to steal other bloggers' photos.