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jueves, 17 de octubre de 2013

Con nuestros ojos podemos verlo todo, salvo a nosotros mismos. Para eso necesitamos un espejo. O alguien que nos espeje. Un espejo puede ser otra persona, una palabra, un libro, una canción. Todo aquello que nos refleje. Pero hace falta mucho coraje para mirarse al espejo y aceptar lo que vemos. Porque eso, nos guste o no, es lo que somos. Ser lo que somos incluye tener estilo propio. Algunos artistas realizan el siguiente proceso: primero son auto referenciales, después imitan el estilo de los que admiran, y por último,encuentran su propio estilo. Copiar, imitar a otros, buscar un modelo, es parte del proceso. Ser original no es inventar algo nuevo, eso no existe, ya todo está inventado. Ser original es hacer algo distinto con lo aprendido. Llega un momento, en que ese modelo que el aprendiz copia, se agota. El alumno supera al maestro, y encuentra su propio estilo. ¿Cómo? Imitándolo, hasta llegar a superarlo, hasta romper el molde. El aprendiz se convierte en artista cuando ya no necesita el estilo de nadie para sentirse seguro: acaba de aparecer su propio estilo. Si alcanzar el propio estilo es la cumbre del camino del artista, identificarse con alguien es el primer paso para construir nuestra identidad.

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