expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

jueves, 1 de diciembre de 2011


¿Te acordás de esos días en los que te contaba que estaba triste? Que estaba deprimida, que no le encontraba sentido absolutamente a nada. ¿Te acordás de las veces que te dije que quería abandonar todo? ¿Que me sentía una idiota? O aquellos momentos en los lloraba en tu hombro, y respondía "No se" cuando me preguntabas qué me pasaba. Es que estaba triste, eso es verdad, pero no tenía idea de porqué. Ahora lo se. Algo me faltaba, algo en mi vida no estaba bien. ¿A caso no te acordás de las veces que te pedí que me acompañaras a suicidarnos a algún lado? ¿O las veces que debatimos sobre qué suicidio sería menos doloroso? Lo pienso y todavía no entiendo cómo podía estar analizando algo así. ¿Cómo se me cruzaba por la cabeza semejante idea? Estaba loca. Loca y desesperada. Me sentía tan incompleta, tan vacía por dentro...Porque tenía todo, pero no tenía nada. No encontraba la felicidad porque es imposible ser feliz si estás perdido. Hasta que abrí los ojos. Y te vi. La desesperación se volvió calma. Lo incompleto, pronto encontró las piezas que faltaban. Lo que estaba vacío se llenó de armonía.


((¿Sabés de lo que me di cuenta? De que en mi vida faltabas vos.))

No hay comentarios: